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Por:  José Oswaldo Lezama Serrano, Ph.D 

En la academia -que es el mejor de los mundos- la verdad es el valor supremo. Fajardo hace muchos años abandonó este paraíso para incursionar en el mundo del ejercicio político y el poder, escenario en el cual la verdad es un antivalor, en ese universo, quien usa la verdad como herramienta es un ingenuo, resulta impopular, o en el peor de los casos, puede resultar muerto. Fajardo dejó atrás el cálculo diferencial, el cálculo matricial, el cálculo de variaciones, para dedicarse al cálculo político, en el cual cada discurso y cada acción obedecen a aquello que sea políticamente correcto, aquello que le permita ascender, acumular y lograr unos cuantos votos. En ese mundo que lo tiene embelesado, además de ser la mentira y la demagogia las herramientas más usadas, existen otras para gobernar tales como los crímenes de estado, el narcotráfico y la corrupción.

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