La carta de la SIP fue publicada un día después de este anuncio, pero no contiene comentario alguno que apoye o rechace la propuesta del Presidente, cuya omisión definitivamente descontextualiza su contenido que –en efecto- ahora propone otro escenario y reto a los medios.
La SIP, cuya sede está en Miami, manifestó además preocupación por el allanamiento y embargo de los bienes de la revista 'Vanguardia' y las amenazas de cierre contra la organización Fundamedios. Pero no analizó las causas judiciales y el panorama legal de estos hechos.
Tampoco ha dicho una sola palabra sobre las denuncias de la madre del fundador de Wikileaks, Julián Assange, Christine, con respecto a un posible reclutamiento de periodistas por parte de ciertas agencias de inteligencia de los Estados Unidos para tareas de espionaje.
Asimismo ha callado acerca del papel de las Ong´s financiadas por la Usaid y la prensa privada en los intentos de desestabilización y los golpes de estado de los países de Gobiernos progresistas de la región. Y ha decidido no emitir “quejas” o “rechazos” que sostengan su constante preocupación cuando se supo de manera pública que varios periodistas de medios privados a los que siempre defiende y se solidariza, fueron informantes de la Embajada de Estados Unidos, según los Wikileaks.
Según la SIP, Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia y Nicaragua son países en los que los periodistas y medios independientes sufren un patrón de adversidades comunes a manos de presidentes que buscan acallar a la prensa crítica.
Este argumento explica claramente por qué reitera cada cierto tiempo en sus publicaciones su preocupación y solidaridad cuando de medios privados se trata, pero omite y censura la información cuando afecta a la lógica impuesta por el sistema capitalista y sus inequívocas armas. SD/ElCiudadano