Palestina no esta sola, pero vive un cruel drama. Tal es la dura realidad. La crisis de la bioética debe revertirse reinventando la solidaridad y el internacionalismo. TODOS SOMOS PALESTINOS no es una consigna, es la forma de asumir el revivir del principio de esperanza.
Los judíos dentro de Israel y en el mundo entero deben, como en otros momentos de la historia, acudir a la cita de la salvación. Ellos entienden que los errores de los palestinos son producto de la desesperación, del dolor y la rabia, de su impotencia frente al aniquilamiento.
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