Los residuos peligrosos son aquellos con características corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables, infecciosas y radioactivas que pueden causar riesgo o daño al ser humano y al ambiente. También lo conforman los envases, empaques y embalajes que hayan estado en contacto con esta clase de residuos.
Dentro de este grupo se encuentran los aceites usados, que son todo el aceite lubricante, de motor, de transmisión o hidráulico con base mineral o sintética de desecho que por efectos de su utilización, se haya vuelto inadecuado para el uso asignado inicialmente.
Según la Resolución 1188 de 2003, está prohibido almacenar aceites usados en tanques fabricados en concreto, revestidos en concreto o cemento; disponer residuos de aceites o de materiales contaminados con éstos mediante los servicios de recolección de residuos domésticos; mezclarlos con cualquier tipo de residuo sólido, orgánico e inorgánico, como barreduras, material de empaque, filtros, trapos, estopas, plásticos o residuos de alimentos.
Igualmente el cambio de aceite motor o de transmisión en espacio público o en áreas privadas de uso comunal; y tener depósitos o vertimientos de aceites usados sobre el suelo.
Según el Decreto 4741 de 2005, todos los establecimientos que generan residuos peligrosos deben contar con un plan de gestión integral de los residuos para minimizar su cantidad y peligrosidad.
“El manejo inadecuado de este tipo de residuos no sólo afecta la salud de los ciudadanos, sino los cuerpos hídricos cercanos, como lo es en este caso la cuenca del río Fucha. Estos aceites llegan a la red de alcantarillado, que va a parar en este río urbano”, manifestó Susana Muhamad, Secretaria Distrital de Ambiente.
-Fin del documento-