SDA, agosto 31/2011.- En la Avenida Boyacá con la calle 80 hay un pulmón verde de 10,6 hectáreas, que a pesar de estar rodeado por edificios es el hogar de 27 especies de aves como las tinguas pico rojo, pico amarillo y azul, el pato zambullidor, la monjita bogotana, la garza castaña y búhos, entre otras.  

Allí habitan 2.500 árboles y arbustos nativos de 77 especies como cedro, nogal, mano de oso, cucharo, tinto y pino colombiano.

Se trata del Parque Ecológico Distrital de Humedal Santa María del Lago, que este año cumple 10 años de recuperación y restauración ecológica. Por esta razón, mañana 1 de septiembre desde las 9 a.m., la Secretaría de Ambiente realizará varias actividades educativas con grupos de colegios y los “Abuelitos verdes”.  

“Invitamos a todos los ciudadanos a que se acerquen mañana a Santa María del Lago y disfruten de todas las actividades. De esta manera conmemoraremos una década de recuperación y restauración ambiental de este ecosistema capitalino”, dijo Juan Antonio Nieto Escalante, Secretario Distrital de Ambiente.  

De víctima a ejemplo a seguir  

Santa María del Lago es considerado uno de los humedales mejor conservados de la capital del país, que además se ha convertido en un aula ambiental donde cientos de niños han tenido la posibilidad de conocer más sobre la flora y la fauna de la ciudad.  

Sin embargo también fue afectado por la mano del hombre y la acelerada construcción. En los años 30 era una laguna mucho más extensa, con dos cuerpos de agua bien definidos y una zona exclusiva para pastoreo; pero con la industrialización y el desarrollo de los 50, se vio afectado por las vías y el loteo del barrio La Granja.  

En 1977, con la llegada de la calle 80, la Avenida Boyacá y el barrio Santa María del Lago, el cuerpo de agua se redujo. A finales de los 80 y comienzos de los 90 se construyó en el sector norte el conjunto residencial de nueve bloques San Francisco, lo que hizo que los alrededores quedaran urbanizados con presencia de basuras y escombros.  

Con tanta problemática ambiental, en 1988 los vecinos de La Granja, Tabora y Santa María del Lago conformaron el comité Pro-lago para adelantar acciones jurídicas en defensa del ecosistema. En 1994 lograron su delimitación, se acotaron las rondas hidráulicas, y se definieron las zonas de manejo y preservación ambiental.  

Un año después la Corte Constitucional ratificó el fallo de tutela y determinó que el humedal era un bien de uso público de propiedad del Distrito.  

Buenos aires para Santa María  

Las noticias positivas continuaron con el paso de los años. Desde 1999, el antiguo DAMA (hoy Secretaría de Ambiente), inició el proceso de recuperación física y ambiental. Se cerró el predio, se construyeron una ciclorruta externa, 8 plazoletas, 1,5 kilómetros de senderos, dos accesos peatonales y un salón de conferencias.  

Adicionalmente se plantaron más de 2.500 árboles y arbustos de especies nativas y se realizó la limpieza del cuerpo de agua. En septiembre de 2001 se hizo entrega oficial a la ciudadanía y se inició oficialmente la administración por parte de la SDA.  

A partir de ese momento, el Distrito ha llevado a cabo un proceso de mantenimiento continuo, tanto en el cuerpo de agua como en la zona de ronda. Estas actividades que se han realizado a través de convenios interinstitucionales, donde la población vulnerable de los barrios circunvecinos ha participado, constituyéndose en promotores ambientales, multiplicadores del mensaje de recuperación y conservación del humedal.  

En 2008, una vez establecidos los árboles nativos, se inicio el cambio de coberturas, sustituyendo el pasto kikuyo por hierbas nativas como plegadera, cachaco de muladar, suelda con suelda, salvia y menta; a la fecha se cuenta con 8.000 metros cuadrados de coberturas en la zona de ronda.  

En el primer trimestre del 2011 fueron llevados a Santa María del Lago 14.500 individuos de orquídeas, helechos y bromelias provenientes de la intervención realizada por el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) a un relicto de bosque nativo como parte de las obras de ampliación de la calle 170.  

La SDA como autoridad ambiental recomendó trasladar estas especies a diferentes áreas protegidas del Distrito, lo que convierte a este proyecto en un hito en términos de rescate y recuperación de flora nativa.  

Una historia de participación comunitaria  

Aproximadamente 6.000 personas visitan cada mes esta área protegida, en su mayoría estudiantes de colegio, universitarios y adultos mayores.  

Pero sus fervientes visitantes son los “abuelitos”, quienes desde las 6 de la mañana, cuando el humedal abre sus puertas, llegan para su caminata habitual. Este grupo ha sido testigo del cambio del humedal, que no siempre estuvo cercado y que sufrió cambios por la intervención del hombre.