Lunes, 20 Mayo 2024

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Duque acosado por una agenda social y política que no da tregua en Colombia, con problemas serios de gobernabilidad derivados de su relación con los partidos políticos que aún con su declarado apoyo insisten en que se les de representación política en el gabinete ministerial; con su partido, el Centro Democrático, que no solo se muestra insaciable en la burocracia diplomática y en los altos cargos del Estado y con una política de seguridad que pretende reeditar la estrategia de seguridad democrática de Uribe implementada en sus largos ocho años de gobierno, decidió jugar en la primera línea de fuego para buscar a toda costa la salida de Nicolás Maduro del gobierno de Venezuela y convertir esta política en parte de su agenda prioritaria tratando de convertir la crisis venezolana en el primer tema de la agenda colombiana.

Esta estrategia le ha salido a medias. Juntando el tema de la crisis de Venezuela al atentado del Ejército de Liberación Nacional el pasado 17 de enero en la ciudad de Bogotá, Duque abiertamente se echó en manos del Centro Democrático y de su mentor Álvaro Uribe que por supuesto evalúa que Duque ha “enderezado” su gobierno como se lo exigía públicamente y a cambio de su irrestricto apoyo le exige a Duque acentuar sus políticas de saboteo a los Acuerdos de La Habana y el debilitamiento de las políticas y de las inversiones económicas desprendidas del Acuerdo firmado en noviembre de 2016 en el Teatro Colón de Bogotá entre el Estado Colombiano y las FARC-EP.