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LA DEMAGOGIA DE LA ECONOMÍA NARANJA QUE EMPOBRECE AÚN MÁS LA CULTURA

Ago 18, 2019

Por: Rodrigo Acosta B[1]

Con 164 estímulos por  $35 millones en promedio para un total de solo $5.735 millones extraídos del empobrecido Ministerio de Cultura el gobierno del presidente Duque cree que se podrá incursionar a “cuento naranja” en los   mercados locales e internacionales de los bienes y servicios culturales y creativos del país.

La formulación es en si misma  un desaire a la expresiones culturales y artísticas, atenta contra la identidad nacional, olvida a los promotores culturales sin ánimo de lucro e incluso a los emprendimientos de los colombianos, el financiamiento de la economía naranja es a punta de préstamos, con ausencia de la inversión pública y eso si con mucha publicidad en los medios comerciales.

 

Shenzhen, fuente https://propertylistings.ft.com/propertynews/china/5777-five-reasons-to-live-in-shenzhen-china.html

 

Ninguna incursión internacional, y más en el sector de las industrias creativas se ha realizado sin el apoyo de un Estado que comprometa la ciudadanía, la inversión nacional e internacional y las empresas. El caso más reciente y extraordinario lo enseña Shenzhen la ciudad tecnológica y electrónica de la China, con 12 millones de habitantes, que pasó en solo 40 años de ser un puerto pesquero artesanal a las orillas del “Río de las Perlas” a una metrópoli de rascacielos construida por 20.000 empresas inmobiliarias de todo el mundo y es centro de producción entre otros de los gigantes chinos de las telecomunicaciones Huawei, ZT, de la misma producción del  Iphone para Europa,  los drones DJI, y los robots más avanzados que usan inteligencia artificial y en donde convergen los semilleros empresariales, las universidades con sus centros de investigación con un mejoramiento sostenido de las condiciones de vida y con un equilibrio con el ambiente por el uso de vehículos eléctricos, amplias zonas verdes y el respeto de la cultura y las expresiones artísticas;  con certeza el milagro de Deng Xiaoping, en breve superará a Silicon Valley.

¿Será realidad la cacareada financiación de la economía naranja?.

De conformidad a la información oficial[2] los únicos recursos de financiamiento de la economía naranja, son los provenientes de los estímulos del Ministerio de Cultura que existen desde hace décadas y del Programa Iraka a cargo de Prosperidad Social,  que proviene de la orden de la Corte Constitucional en 2009, de crear para las personas y pueblos indígenas desplazados o en riesgo de desplazamiento “un programa de garantía de los derechos de los pueblos indígenas”, el cual deberá “(…) contener componentes de prevención y atención.

 

Los beneficios de la Ley de reforma tributaria hacen excepciones por 7 años a las rentas provenientes de nuevos proyectos que se inscriban ante la Comisión de Economía naranja de Mincultura, con sociedades que presenten proyectos de al menos 4400UVT[3]  equivalentes a  $150,7 millones. Obsérvese el artículo 68 de la Ley de financiamiento[4] en donde aparecen descuentos absurdos como las rentas exentas a las agencias de publicidad y agencias de noticias, la hotelería, las actividades de telecomunicaciones y el transporte de pasajeros; que en nada tienen que ver con  las supuestas nuevas industrias de valor agregado tecnológico y actividades creativas, mas bien son micos favorables a monopolios conocidos, amigos del gobierno.

Veamos la realidad: En Colombia el Ministerio de Cultura es el más pobre de todos, con solo $355 mil millones de pesos, de los cuales $204 mil millones son dedicados a los gastos de sostenimiento y otros $145 mil millones se orienta mayoritariamente al mantenimiento de los museos, bibliotecas y el patrimonio cultural, y aproximadamente solo $50 mil millones son para fortalecer contenidos e industrias culturales.

Para darnos una idea de tamaño despropósito,  al Ministerio de defensa  se le aprobaron $33,5 billones de pesos, es decir cien (100) veces más. Y  solo en los gastos de publicidad del gobierno nacional le entrega a Caracol, Rcn y similares la suma de $1,8 billones de pesos al año[5], o sea 5 veces más que el presupuesto del ministerio cenicienta.

La supuesta nueva fórmula para la desgastada economía naranja es acudir a préstamos del la banca, una alternativa muy poco viable en un país en donde los ingresos no alcanzan a cubrir la canasta familiar y no existe capacidad de ahorro y menos de pago.

Mientras en forma demagógica a iniciativa de Duque, el Congreso  aprobó la Ley de economía naranja, obnubilados  por la “innovación naranja”, olvidaron que es requerimiento necesario para avanzar en el crecimiento de las industrias creativas,  los presupuestos públicos que deben dedicar las naciones para el fortalecimiento de la educación, la cultura,   la investigación & Desarrollo y el crecimiento económico.

Mediante la Ley naranja 1834 de 2017 se extraen recursos a la cultura y no le suma nada, se creó el mecanismo de la Cuenta Satélite de Cultura y Economía Naranja sin adicionar nuevas finanzas o buscar la redistribución de las ganancias que obtiene el sector privado producto de las monopolios o la disminución del presupuesto de la seguridad nacional ahora que el gobierno sostiene que ya no estamos en conflicto armado interno.

 

Préstamos a un alto interés,  castiga y no incentiva.

Se enuncia que el Gobierno nacional a través de la Financiera del Desarrollo Territorial (Findeter), creará líneas de crédito y cooperación técnica para las entidades territoriales que deseen el impulso a la construcción de infraestructura cultural y creativa en los entes territoriales, pero observemos que no se trata del apoyo a la producción cultural, artística, teatral o audiovisual, creación de software o de las industrias creativas, sino proyectos de infraestructura orientados principalmente a construir y mantener los  museos, bibliotecas, centros culturales, teatros, y otros, e infraestructura digital supuestamente para  democratizar el acceso a conectividad e Internet de alta velocidad, negocio éste último controlado por el duopolio de Comcel y Telefónica de España que son intocables y mucho menos en ésta ley.

Por otro lado Bancoldex abrió una línea de crédito con un cupo de $400.000 millones para préstamos a una tasa de DTF EA + 2.75% pero a los operadores financieros intermediarios, es decir a los bancos comerciales quienes son los que hacen finalmente la adjudicación de los préstamos. Al respecto realicé una visita a Davivienda, y por solo indicar un ejemplo  se me informó lo siguiente:

  • Si deseo hacer un préstamo para un proyecto de $300 millones para iniciativas naranja, el interés es del DTF (4,44%) + 14%= 18,44%. Se trata de una tasa comercial especulativa, igual a la de los préstamos ordinarios, incluso es un interés superior frente a otro tipo de proyectos, por ejemplo la tasa de interés para vivienda de interés social VIS es del 0,91% mes vencido que equivale al 11,5% efectivo anual. Las tasas de interés para préstamos de libre inversión están en el 2,19% mes vencido.  Por lo que no se trata de ningún beneficio y no existe tampoco incentivo alguno o subsidio, solo una línea a favor de las rentas de los banqueros.

¿No se proyecta una plataforma para el desarrollo?.

Según el estudio  que define el rankin internacional de inversión en educación  realizado por el Banco Mundial,  Cuba tiene el primer lugar con  el 13%  y  Bolivia y Venezuela figuran entre los 10 países del mundo que más invierten en proporción al Producto Interno Bruto. A Cuba, le sigue la República Democrática de Timor Oriental (sureste de Asia) con el 11%; Dinamarca con 8.7%; Ghana 8.1%; Islandia y Tailandia con 7.6% cada uno; Nueva Zelandia 7,4%; Chipre 7.3%; Venezuela y Bolivia con 6.9%; Finlandia 6,8% al igual que Kirguistán; y Belice con 6.6%. Otros países como Brasil destinan un 5,8% de su PIB, mientras que México un 5,2% y Argentina 5,8%.

Lamentablemente, Colombia aparece en el segundo país con menos inversión, conforme al “Education at a Glance 2018“,  el más reciente informe publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), afirma que Colombia es el segundo país  que menos invierte en educación con aproximadamente  US$3,7 mil dólares al año por habitante (cerca de $10 millones de pesos), sólo por detrás de Indonesia. El promedio de inversión de los países de la OCDE es de US$10.400, Brasil US$4.500 y Chile US$6.000. Por otro lado la inversión se dedica en Colombia es en un gran porcentaje a infraestructura dejando en menos proporción al cuerpo docente y la investigación y desarrollo.

 Y es que Colombia dedica solo 1/3 que cualquiera de los países de La OCDE quienes en promedio invierten US$10,4 mil dólares por habitante al año; la inversión de Colombia solo representa el 20% de lo que hace Estados Unidos que invierte  US$15,5 mil dólares al año. También le dobla en inversión Rusia con US$6,2 mil dólares al año  y todos los demás, solo se iguala con  México con una suma similar por estudiante.

En cuanto Investigación & Desarrollo Colombia  como porcentaje % del PIB y de acuerdo al Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ; Colombia  invierte solo el 0,24%, Cuba el 0,35%, España el 1,19%, Brasil el 1,27%, Suecia 3,16%, Alemania 2,94%, América del Norte 2,38%, Asia oriental y Pacífico 2,6%.

 

Ahora veamos la inversión o financiación en la cultura: Según el Estudio realizado por el  Encuentro Iberoamericano sobre Financiación de la Cultura, para analizar las iniciativas y el apoyo a la cultura de los países latinoamericanos desde el ámbito público y privado; se tiene que Uruguay ocupa el primer lugar al dedicar 1,30% del presupuesto nacional, Argentina ocupa el quinto lugar con un 0,27% y  Colombia gana el último puesto  con un 0,1% del presupuesto dedicado a la Cultura. 

 La economía naranja no promueve la cultura, la mercantiliza.

 Fotografía; Rodrigo Acosta, Desfile artístico en el cumpleaños de Bogotá 2014, grupo cultural de la Localidad de Usaquén

Según la UNESCO en su Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural  “la cultura debe ser considerada como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”[8]. La economía naranja no promueve la cultura, la mercantiliza y la convierte sujeto de expropiación vía los convenios de propiedad intelectual y establece que “En el marco de los acuerdos comerciales suscritos por Colombia el Estado promoverá, a través del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, la consolidación de Mercados Integrados de Contenidos Originales (MICOS)”. Unos grandes “Micos” contra la industria y la producción nacional; por cuanto en dichos tratados el gobierno ni el Congreso han dejado cláusulas de salvaguarda; ellos se arrodillaron al libre comercio internacional y a los intereses foráneos.

La Economía Naranja esencialmente se enfoca a la rentabilidad y sus productos a fortalecer la sociedad de consumo, alejada del fortalecimiento de los valores y la identidad nacional, se enfoca a algunas actividades de entretenimiento,  creación de contenidos y el diseño, cuyo éxito depende de la creatividad artística y una alta dosis de capacidad empresarial. Se enfoca a favorecer las industrias que requieren altos capitales como las comunicaciones, la publicidad, la producción industrial del cine comercial, los espectáculos, los grandes conciertos, dejando por fuera los verdaderos promotores culturales, los grupos indígenas, el teatro, las artesanías, el folclore, los medios comunitarios y alternativos y los grupos artísticos y culturales.

Por lo tanto la economía naranja tan solo es una estrategia de negocios, no es cultura y ahora se le impone al Ministerio de Cultura ser el responsable de la economía naranja, se le cambia su misión y enfoque privilegiando las actividades culturales que sean rentables, por cuanto así son medidos los proyectos por su valor rentístico y no por su belleza y expresión auténtica o autóctona.

Conclusión

La economía naranja de Duque es tan solo una formulación demagógica, con un enfoque rentístico en favor de los negocios y de los monopolios transnacionales de la industria del entretenimiento y de las telecomunicaciones, se extraen recursos de los exiguos fondos históricos de estímulos a la cultura y de los recursos de los  emprendimientos de poblaciones étnicas. Es solo una estrategia de mercantilización de la cultura. Y es que en ningún otro país del mundo a las industrias creativas se le denominan economía naranja, y la cultura es “cultura” , la economía naranja es una sencilla denominación de negocios con una alta carga ideológica.

 

Fotografías: Desfiles artísticos en el cumpleaños de Bogotá años 2014 y 2015

 


[1] Rodrigo Acosta B, es administrador de Empresas de la Universidad Javeriana, administrador de sistemas de información de la Universidad Tadeo Lozano y Presidente de la Central de Comunicación Comunitaria y Alternativa CCC

[5] Las entidades del Estado gastaron en publicidad y eventos la nada despreciable suma de $2,3 billones entre el 2012 y enero del 2014. https://www.semana.com/nacion/articulo/asi-se-habrian-gastado-23-billones-en-publicidad-eventos/405171-3

http://www.monitoreodemedios.co/indicadores-mom/

[6] OECD (2018), “Colombia”, in Education at a Glance 2018: OECD Indicators, OECD Publishing, Paris. DOI: https://doi.org/10.1787/eag-2018-75-en

[7] https://datos.bancomundial.org/indicador/GB.XPD.RSDV.GD.ZS Publicación de la Unesco, fuente de la Unesco.

 [8] UNESCO. Declaración Universal sobre Diversidad Cultural. Una visión, una plataforma conceptual, un semillero de ideas, un paradigma nuevo. p. 4.