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Talar un árbol sano es un crimen

Por Herman Martínez Gómez.

La ciudad tiene alrededor de un millón doscientos cincuenta mil árboles en el espacio público y se calculan unos cuatrocientos mil en el espacio privado. Falta sembrar otro millón de árboles para cumplir con la norma de un árbol por cada tres habitantes, según los estándares de calidad de vida de la Organización Mundial de la Salud.

La edad promedio del arbolado en la capital se estima en 30 años. Hay 85 árboles patrimoniales que superan los cien años y mueren mil árboles cada año según los datos históricos del Jardín Botánico José Celestino Mutis.

Un equipo de expertos del Jardín Botánico, mantienen identificados los árboles en peligro de volcamiento.  El 50% de los árboles en alto riesgo de volcamiento están en la localidad de Suba. En Bogotá cada diez años muere una persona por caída de un árbol.

Las normas de tala en la ciudad están elaboradas para retirar del espacio público los árboles con riesgo de volcamiento y los árboles en proceso de muerte, que ocurre con la pudrición del tronco.

 

La administración de Enrique Peñalosa lleva talados hasta agosto del presente año 11.300 árboles, se han caído 1.065 árboles en el último año en la ciudad, que corresponden al promedio histórico de los que mueren en el Distrito, esto quiere decir que talaron árboles sanos y los que estaban en proceso de muerte se volcaron.

Para talar los 11.300 árboles sanos se inventaron conceptos que no existen en la norma de evaluación del arbolado, como interferencia paisajística y distancia inapropiada, principalmente.

La meta de la alcaldía de Peñalosa es talar 19.000 árboles para dar paso a obras como el Metro, la ampliación de Transmilenio por la 7ª, las obras para la ampliación de la Avenida Ferrocarril, Avenida Ciudad de Cali, Avenida ALO Sur, la Avenida calle 92, Autopista Norte, entre otras.

La Personería recomendó suspender las talas hasta aclarar los criterios de los conceptos técnicos y revisar el proceso de socialización de las talas. Esta situación afecta las obras de infraestructura de Peñalosa, porque no es aceptable construir obras violando las normas y la ley.

Las movilizaciones ciudadanas, los abrazatones de árboles, las velatones y las acciones legales han puesto en jaque a Peñalosa que pretende un estado de negocios afectando el arbolado y poniendo en riesgo la salud de los pobladores de la capital, por primera vez la protesta ambiental pone en peligro el plan de infraestructura del alcalde en Bogotá.