Fotografía ( aporrea 18 de marzo de 2015)
Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
En noviembre de 2008, el triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos echó las campanas a volar para una serie de personalidades. Renombrados políticos y reconocidos periodistas cantaron loas al primer negro que era designado para administrar el gobierno de Estados Unidos. Suponían un cambio radical por el sólo hecho de pasar de un ordinario Bush, a un renombrado académico de Harvard; de un blanco texano, a un negro descendiente de africanos de generaciones muy recientes; de un republicano recalcitrante, a quien suponían un civilizado demócrata; hasta llegaron a decir que su “bella esposa alumbraría la Casa Blanca”.
Con el transcurrir de los meses iniciales del nuevo gobierno estadounidense, me llamó la atención que el Comandante Fidel Castro dedicara cinco reflexiones seguidas al cambio de gobierno en Estados Unidos y me sentí en la obligación de escribir un largo artículo que titulé “No existe un imperio bueno”. En el mismo decía que “La lucha por la paz y la democracia no nos puede llevar al desarme político e ideológico frente a un imperio que pareciera estar a la defensiva como fiera herida en su crisis, pero que no ha alterado un ápice su voluntad guerrerista y agresiva. No podemos confiarnos en un régimen que avala y apoya la agresión sionista a Gaza, que pretende sacar sus soldados de Irak…sólo para mandarlos a Afganistán, que mantiene su belicosa política contra Venezuela…”
La historia ha demostrado una vez más que en política exterior no hay diferencias entre demócratas y republicanos, frente a sus intereses nacionales funcionan como un solo partido y que este presidente demócrata ha expuesto la esencia agresiva del imperialismo, sin variar las decisiones tomadas por su antecesor republicano, más bien ampliándolas y profundizándolas. Sin embargo, en esta ocasión, me parece que la decisión tomada respecto de Venezuela, más que ser expresión de fortaleza, es una manifestación de debilidad extrema del presidente Obama, al llegar a niveles de irracionalidad inauditos que transforman las medidas determinadas a partir de diciembre, en revelación de que el establishment político de Estados Unidos se encuentra en condiciones de asumir acciones de suma peligrosidad para Venezuela y para el mundo.Estados Unidos, en su soberbia imperial nos tiene acostumbrados a sanciones unilaterales a particulares. Eso no significa ninguna primicia de los últimos años, lo novedoso es el involucramiento directo del presidente de Estados Unidos y el consenso logrado en medio de profundas contradicciones entre el ejecutivo y el legislativo de ese país. Trasluce que en este caso (el de Venezuela), la causa de tales acciones agresivas tienen un carácter más de política interna que internacional y que Venezuela ha sido la “moneda de cambio” que Obama ha entregado a la ultra derecha republicana después de quitarle Cuba como objeto de agresión principal (léase cuerpo de negocios que aporta recursos millonarios para campañas electorales a fin de llevar al parlamento millonarios que sostengan los intereses de las grandes corporaciones).
El aislamiento de Obama en Washington es tal que el Senado, dominado por una mayoría republicana se da el lujo de invitar al primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu, a pesar que el inquilino de la Casa Blanca había manifestado su molestia y su decisión de no recibir al líder sionista. Netanyahu, no conforme con visitar Washington y acceder a la tribuna más importante de la nación, pronunció un discurso humillante para la figura presidencial del país anfitrión. La incapacidad de Obama por lograr éxitos en su confrontación (no bélica) con China y Rusia y de solventar los problemas económicos internos, más allá que el discurso oficial intente mostrar supuestos avances en la solución de la crisis económica, lo ha llevado a niveles muy bajos de popularidad. El presidente estadounidense fracasó en su tentativa de hacer aprobar la ley de inmigración que fue rechazada en el Congreso por la mayoría republicana, lo cual le indujo a manejar la agenda cubana y las decisiones que tomó sobre ella, sólo rodeado de sus más íntimos colaboradores.
En ese contexto, parece suponer que Obama considera que Venezuela es el eslabón más débil de la cadena que ha hecho avanzar los procesos de integración regional, lo que no le permite impulsar acciones generales para lo cual ha comenzado nuevamente a recurrir a su vieja estrategia de “divide y vencerás”. Después de crear la Alianza del Pacífico, contando para ello con el desprestigiado ex presidente peruano Alan García (que por cierto amenaza con volver a la más alta magistratura de su país) y secundado por los gobiernos de derecha de Chile , Colombia y México, Estados Unidos ha creado una punta de lanza para desbaratar el ideal de integración bolivariano. Más recientemente, a través del vicepresidente Joseph Biden ha procurado, a través de la ancestral política del “garrote y la zanahoria” atraer bajo amenaza a los países caribeños y, en fecha más cercana ha buscado “encantar” falsamente a los países del triángulo del norte centroamericano a fin de desarrollar “políticas conjuntas” respecto de la migración y el narcotráfico en la subregión.
En este contexto, las amenazas a Venezuela se insertan en un momento de extrema agresividad contra lo que el propio Biden, rememorando el discurso estadounidense del siglo XIX, ha vuelto a llamar su”patio trasero”, término remachado por el senador ultra derechista Marcos Rubio en su alocución en la Cámara Alta del Congreso de su país cuando se discutía el tema Venezuela.En cualquier caso, Estados Unidos no ha podido conseguir el consenso regional para lograr una base apoyo que le permita ir escalando la agresión. Al rechazo de la Alba, Unasur, Celac, Mercosur y Petrocaribe a las acciones unilaterales de Estados Unidos, se ha agregado que ni siquiera su hija putativa, la OEA pudo reunir su Consejo Permanente para aprobar una declaración en contra de Venezuela. El Secretario General Insulza, buscando los votos de la derecha de la coalición de gobierno de su país, utiliza el organismo regional para alimentar sus opciones presidenciales en Chile. Otro tanto ha hecho la patética hija del Presidente Allende y por los mismos motivos. Que una hija del presidente mártir sea promotora de acciones desestabilizadora en un país hermano no deja de ser una acción deleznable que la derecha internacional ha aplaudido efusivamente. Sin embargo, Venezuela ha contado con el amistoso y solidario apoyo de los pueblos de la región que han reaccionado de inmediato exigiendo a Estados Unidos sacar sus manos de nuestro país.
Así mismo, Venezuela ha recibido el apoyo explícito del Movimiento de Países No Alineados, del Grupo de los 77+ China, de Rusia y China y manifestaciones de solidaridad inmensa de los pueblos de Asia, África y Europa.
No hay argumentos posibles, solo la irracionalidad puede ser causa de las acciones emprendidas por la administración estadounidense. El comunicado de rechazo a tal declaración por la oposición venezolana, da cuenta que Obama no los consideró a tal efecto y que desde ahora estarán obligados a actuar a partir de los hechos consumados. Atrapados entre la espada y la pared, se ha puesto en evidencia que el control de las operaciones fueron asumidas en Washington y que solo una actitud consumadamente rastrera les puede dar un espacio en el Olimpo del imperio. O actúan en los marcos democráticos que señala la Constitución Nacional o se atendrán a las consecuencias de actuar al servicio de una potencia extranjera que amenaza a la Patria y que está señalando un camino distinto al que imponen las normas internacionales, la convivencia pacífica, y el respeto a la auto determinación del sistema político y de gobierno que los pueblos se han dado.
Finalizo de la misma manera que lo hice en el artículo antes mencionado escrito hace 6 años, “Hoy Estados Unidos ha inventado nuevos fantasmas, todos creados por su política imperial de exclusión, agresión y ultraje contra nuestros pueblos, (…) Obama aún tiene que demostrar si será un negro como Colin Powell y Condoleezza Rice o como Martin Luther King, quien tenía un sueño.
Nosotros, en Nuestra América también teníamos un sueño, sólo que se transformó en proyecto, hoy comienza a ser realidad y no hay imperio que pueda impedirlo”.
sergioro07@hotmail.com
DECLARACIÓN DE LA CUMBRE EXTRAORDINARIA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DE LA ALIANZA BOLIVARIANA PARA LOS PUEBLOS DE NUESTRA AMÉRICA – TRATADO DE COMERCIO DE LOS PUEBLOS (ALBA – TCP)
Nosotros, los Jefes de Estado y de Gobierno, representantes de los países miembros del ALBA, reunidos el 17 de marzo de 2015 en Caracas, República Bolivariana de Venezuela, declaramos:
1. Nuestro rechazo a la Orden Ejecutiva emitida el 9 de marzo de 2015 por el Gobierno de Estados Unidos de América, sobre la base de que esta Orden Ejecutiva es injustificada e injusta, que constituye una amenaza de interferencia contra el principio de soberanía y el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados.
2. Nuestro compromiso con la aplicación del derecho internacional, resolución pacífica de los conflictos y los principios de no intervención y llaman a los gobiernos a actuar en el marco de los principios universales y la carta de las Naciones Unidas, en particular la necesidad y la disposición de los gobiernos de abstenerse del uso de recursos coercitivos unilaterales que violen el derecho internacional.
3. Nuestra solicitud soberana y sincera al gobierno de Estados Unidos para acoger y establecer el diálogo con el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela como alternativa al conflicto y a la confrontación, fundamentada en el respeto permanente de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos y los estados-naciones independientes.
4. Nuestra propuesta de conformar un Grupo de Facilitadores de nuestro hemisferio y sus instituciones (CELAC, UNASUR, ALBA-TCP y CARICOM) para facilitar una diplomacia de compromiso entre los gobiernos de Estados Unidos de América y de la República Bolivariana de Venezuela para aliviar las tensiones y garantizar la resolución amigable.
En tal sentido, decidimos:
1. Ratificar nuestro compromiso y apoyo irrestricto con la hermana República Bolivariana de Venezuela, en la búsqueda de los mecanismos de diálogo con el Gobierno de los Estados Unidos, para que cesen las agresiones de este gobierno contra Venezuela.
2. Reafirmar que América Latina y el Caribe es una Zona de Paz, donde las naciones impulsan procesos de integración y relaciones de amistad, con el fin de seguir garantizando la mayor suma de felicidad para nuestros pueblos. 2
3. Enfatizar que la hermana República Bolivariana de Venezuela no representa amenaza para ningún país, siendo una nación solidaria que ha demostrado su voluntad de cooperación con los Pueblos y Gobiernos de toda la región, convirtiéndose en garantía para la Paz Social y la estabilidad en nuestro continente.
4. Exigir al Gobierno de los Estados Unidos que cese de inmediato el hostigamiento y agresión contra el Gobierno y pueblo venezolanos, por cuanto dicha política alienta la desestabilización y uso de la violencia por parte de sectores de la oposición venezolana.
5. Resaltar que la Orden Ejecutiva aprobada por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, desconoce flagrantemente la “Declaración de Solidaridad y Respaldo a la Institucionalidad
Democrática, al Diálogo y la Paz en la República Bolivariana de Venezuela” aprobada por el Consejo Permanente de la OEA el 7 marzo de 2014. 6. Denunciar la feroz campaña mediática internacional contra la hermana República Bolivariana de Venezuela y su gobierno, encaminada a desacreditar la Revolución Bolivariana, intentando crear las condiciones para una intervención de mayor escala y ajena a la solución pacífica de las diferencias.
7. Reiterar el más firme respaldo al gobierno democráticamente electo y legítimo de la presidenta de la hermana República Federativa del Brasil, Dilma Rousseff, contribuyendo al fortalecimiento y consolidación de los valores y principios democráticos, de la libertad y solidaridad en Nuestra América.
8. Manifestar las más profundas palabras de solidaridad y apoyo con la Presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y demás funcionarios de su gobierno, quienes están siendo sometidos a una campaña de desprestigio personal e institucional por parte de sectores de la derecha política y mediática de su país, a la vez de ser agredidos por los fondos buitres y el capital financiero internacional.
9. Saludar el diálogo constructivo sostenido en la XX Reunión de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), realizada en Antigua-Guatemala el pasado 10 de marzo de 2015, acerca de la desproporcionada Orden Ejecutiva firmada por el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, contra la República Bolivariana de Venezuela.
10. Instruir a los Embajadores de los países miembros del ALBA – TCP en todo el Mundo, a desarrollar una campaña de información y difusión, acerca de la verdad sobre lo que ocurre en Venezuela, y las amenazas que sobre ella y la región se ciernen.
11. Exhortar a los movimientos sociales, obreros, estudiantes, campesinos, indígenas, mujeres, a movilizarse de manera permanente y a mantenerse en vigilia para informar 3 al Mundo entero y a los Pueblos de nuestra América, que Venezuela y el Gobierno legítimo del Presidente Constitucional, Nicolás Maduro, no están solos y que los Pueblos del Mundo rechazan de manera categórica esta nueva intervención imperial en la Patria grande, cuyas consecuencias pueden ser nefastas para la Paz y la estabilidad de la región.
12. Reafirmar que el ALBA-TCP continuará promoviendo la unidad, integración, solidaridad, convivencia pacífica como expresión del ideal y compromiso latinoamericano y caribeño por la construcción de una región y un mundo de paz, como base fundamental para consolidar las relaciones entre los pueblos. Además, declaramos y reiteramos, en el contexto de un compromiso eficaz de no confrontación, nuestro respaldo a la “Carta al Pueblo de los Estados Unidos de América: Venezuela no es una amenaza”, emitida por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, en particular en lo que se refiere a los siguientes aspectos:
a) El compromiso de Venezuela con la libertad, la independencia y el multilateralismo. b) La creencia fundamental de Venezuela en la paz, la soberanía nacional y el derecho internacional.
c) La realidad de Venezuela como una sociedad abierta y democrática de acuerdo a su Constitución y las aspiraciones de su pueblo.
d) La amistad de larga data de Venezuela con el pueblo de Estados Unidos. e) La acción falsa e injusta, unilateral y desproporcionada en los términos de la Orden Ejecutiva del Gobierno de Estados Unidos de América mediante la cual se declara a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos de América. f) La declaración por parte de Venezuela del carácter sagrado de su soberanía. En consecuencia, nosotros, los líderes del ALBA-TCP, nos solidarizamos con Venezuela. Conocemos nuestras libertades fundamentales y hacemos valer nuestros derechos. Respaldamos inequívocamente a Venezuela en la defensa de su soberanía e independencia y el hecho de que lo haga de pie y no de rodillas. En este sentido, solicitamos al Gobierno de Estados Unidos de América, y específicamente al Presidente, Barack Obama, derogar la Orden Ejecutiva aprobada el 9 de marzo de 2015, por cuanto constituye una amenaza a la soberanía y una intervención en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela.
Adoptada en la ciudad de Caracas, República Bolivariana de Venezuela, el 17 de marzo del 2015. 4
DISCURSO DEL GENERAL DE EJÉRCITO RAÚL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN LA IX CUMBRE EXTRAORDINARIA DEL ALBA-TCP,
CONVOCADA EN SOLIDARIDAD CON EL HERMANO PUEBLO DE VENEZUELA, EFECTUADA
EN CARACAS, REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, EL 17 DE MARZO DE 2015
(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)
Estimados Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América;
Estimados Jefes de delegaciones e invitados;
Compañeras y compañeros:
El ALBA nos convoca hoy para ratificar nuestro más firme respaldo al pueblo y gobierno bolivarianos ante las últimas acciones injerencistas y amenazas del gobierno norteamericano contra Venezuela.
Los hechos demuestran que la historia no se puede ignorar. Las relaciones de Estados Unidos con América Latina y el Caribe han estado marcadas por la “Doctrina Monroe” y el objetivo de ejercer dominación y hegemonía sobre nuestras naciones.
Bolívar había anticipado que los Estados Unidos “parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad” y Martí había caído en combate sin concluir la carta en que explicaba el “deber de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
Después vinieron las intervenciones militares, los golpes de Estado, las maniobras para derrocar gobiernos nacionalistas o progresistas, el respaldo a sangrientas dictaduras militares, las operaciones encubiertas, el amparo al terrorismo y la subversión, así como la apropiación y el saqueo de nuestros recursos para perpetuar la dependencia y el subdesarrollo.
La osadía victoriosa de llevar adelante una Revolución Socialista a solo 90 millas de Estados Unidos, ha supuesto inmensos sacrificios, sufrimientos, pérdidas humanas y privaciones materiales para el pueblo cubano, sometido desde el mismo triunfo revolucionario, hace 56 años, a todo tipo de hostilidad, incluyendo el apoyo y la organización de bandas armadas en las montañas desde finales del propio año 1959 —o sea, desde el mismo año del triunfo de la Revolución—, la invasión de Playa Girón en 1961 y la oficialización del bloqueo en 1962, todo ello con la intención declarada de derrotar la Revolución y cambiar el orden político, económico y social que decidimos libremente y luego confirmamos en referendo constitucional. 5 El resultado ha sido el rotundo fracaso, el daño a nuestro pueblo y el completo aislamiento de Estados Unidos en sus propósitos, como ha reconocido recientemente el Presidente Barack Obama al anunciar una nueva política y proponerse abrir otro capítulo. Sin embargo, los voceros de su gobierno se empeñan en aclarar que los objetivos persisten y solo cambian los métodos.
El triunfo de la Revolución Bolivariana fue un extraordinario hito en la historia de Venezuela y de toda la región, que comenzó a despertar de la larga noche neoliberal. Una época de cambios se inició en el continente y otras naciones decidieron emprender el camino de la plena independencia e integración y retomar las banderas de nuestros próceres.
Nacieron el ALBA, UNASUR, la CELAC, que se unieron, en su diversidad, a anteriores agrupaciones e iniciativas de genuina vocación latinoamericanista y caribeña, fundadas en principios de solidaridad, cooperación, justicia social y defensa de su soberanía. PETROCARIBE fue una extraordinaria, generosa y humanista contribución del Presidente Hugo Chávez Frías. Ahora se pretende destruir a PETROCARIBE para amenazar a sus Estados miembros, someterlos a las trasnacionales petroleras y separarlos de Venezuela. No se percatan de que nuestros pueblos han decidido, de manera irrevocable, continuar su indetenible avance y batallar por un mundo multipolar y justo, donde tengan voz, esperanza y dignidad los que fueron históricamente excluidos.
El imperialismo estadounidense ha ensayado, sin éxito, prácticamente todas las fórmulas de desestabilización y subversión contra la revolución bolivariana y chavista, para recuperar el control de la mayor reserva petrolera del planeta y asestar un golpe al proceso integrador y emancipador que tiene lugar en Nuestra América.
La arbitraria, agresiva e infundada Orden Ejecutiva emitida por el Presidente de Estados Unidos contra el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, calificándolo como una amenaza a su seguridad nacional, demuestra que Estados Unidos puede sacrificar la paz y el rumbo de las relaciones hemisféricas y con nuestra región por razones de dominación y de política doméstica.
Resulta insostenible la idea de que un país solidario como Venezuela, que jamás ha invadido ni agredido a ningún otro y que contribuye de manera sustancial y altruista a la seguridad energética y a la estabilidad económica de un considerable número de naciones del continente, pueda representar una amenaza para la seguridad de la potencia más poderosa de la historia. Respaldamos la posición digna, valiente y constructiva del Presidente Nicolás Maduro (Aplausos), quien no obstante la gravedad de la amenaza ha tendido la mano al Presidente de Estados Unidos para iniciar un diálogo basado en el derecho internacional y el respeto mutuo, que conduzca a la derogación incondicional de la Orden Ejecutiva del Presidente Obama y a la normalización de sus relaciones (Aplausos). El ALBA y la CELAC deberían acompañar esa propuesta.
Hoy Venezuela no está sola, ni nuestra región es la misma de hace 20 años. No toleraremos que se vulnere la soberanía o se quebrante impunemente la paz en la región.
Como hemos afirmado, las amenazas contra la paz y la estabilidad en Venezuela representan también amenazas contra la estabilidad y la paz regionales. La paz que hoy reclama Venezuela y necesitamos todos, una “paz con justicia, con igualdad, la paz de pie, no la paz de rodillas, es la paz con dignidad y desarrollo”, como dijo Maduro, es a la que nos comprometimos en la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada en la II Cumbre de la CELAC en La Habana.
La posición de nuestro país en estas circunstancias permanece invariable. Reitero la firme solidaridad de la Revolución Cubana con la Revolución Bolivariana, con el Presidente constitucional Nicolás Maduro y con la unión cívico-militar que este encabeza (Aplausos). Reitero la absoluta lealtad a la memoria del Comandante Hugo Chávez Frías, el mejor amigo de la Revolución Cubana (Aplausos).
Como se ha declarado, ratificamos “una vez más, que los colaboradores cubanos presentes en la hermana Nación, continuarán cumpliendo con su deber bajo cualquier circunstancia, en beneficio del hermano, solidario y noble pueblo venezolano”.
Estados Unidos debería entender de una vez que es imposible seducir o comprar a Cuba ni intimidar a Venezuela. Nuestra unidad es indestructible (Aplausos). Tampoco cederemos ni un ápice en la defensa de la soberanía e independencia, ni toleraremos ningún tipo de injerencia, ni condicionamiento en nuestros asuntos internos. No cejaremos en la defensa de las causas justas en Nuestra América y en el mundo, ni dejaremos nunca solos a nuestros hermanos de lucha. Hemos venido aquí a cerrar filas con Venezuela y con el ALBA y a ratificar que los principios no son negociables (Aplausos).
Para defender estas convicciones, asistiremos a la VII Cumbre de las Américas. Expondremos nuestras posiciones, con firmeza, claridad y respeto. Rechazaremos con determinación toda tentativa de aislar y amenazar a Venezuela y reclamaremos el cese definitivo del bloqueo a Cuba. La sociedad civil cubana será la voz de los sin voz y desenmascarará a los mercenarios que presentarán allí como sociedad civil de Cuba y a sus patrones. Debemos convocar a todos los pueblos y gobiernos de Nuestra América a movilizarnos y estar alertas en defensa de Venezuela. La solidaridad es el cimiento de la unidad y la integración regional.
Muchas gracias (Aplausos).