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‘Desplazamiento hacia Bogotá está desbordado’

Dic 16, 2011

‘Desplazamiento hacia Bogotá está desbordado’

Por: Laura Ardila Arrieta


La directora de Derechos Humanos del Distrito revela que uno de los estudiantes de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) recibió intimidaciones y que hay 25 grupos culturales amenazados en la capital.


 

 


Lilia Solano es la mano derecha de Piedad Córdoba en el colectivo Colombianos por la Paz. / Óscar Pérez. La líder social Lilia Solano llegó al Distrito hace seis meses, como parte del equipo con el que la alcaldesa (e) Clara López quiso renovar la golpeada administración de Samuel Moreno. A 15 días de dejar su cargo como directora de Derechos Humanos de la ciudad, Solano muestra un panorama poco esperanzador en la materia y señala que ha aumentado el número de familias desplazadas que llegan a la capital cada semana. También, que uno de los estudiantes líderes de la MANE fue amenazado, al igual que 25 grupos culturales.

 

Como una de las cabezas del colectivo Colombianos por la Paz, asegura que al presidente Juan Manuel Santos, al parecer, se le perdieron las llaves de la paz.

¿Cuáles son las principales amenazas a los derechos humanos en Bogotá? 

El desplazamiento forzado es un tema que está absolutamente desbordado. Lo que yo me pregunto es dónde está la máquina aceitada que produce desplazados. También está el tema de las amenazas que continúan a los grupos culturales. Con el ministro Germán Vargas Lleras nos reunimos para hablar de la posibilidad de tener atención real para la gente que sufre amenazas. Es que inclusive uno de los estudiantes de la MANE fue amenazado.

¿Cómo así? ¿A cuál de ellos? 

Es una denuncia que llevaron a mi oficina hace dos semanas. Lo que pasó fue que Jairo Rivera, uno de los líderes de la MANE, al parecer recibió unas amenazas telefónicamente. Eso nos preocupa mucho, porque sabemos que si comienzan con uno pueden seguir con más.

¿Qué medidas se han tomado para ayudar a este estudiante? 

Le hemos ofrecido el acompañamiento más cercano posible, pero sobre todo siento que hay que visibilizar esto para que se le den las garantías de protección.

¿Cuántas familias desplazadas están llegando a la ciudad semanalmente? 

Se calcula que unas 80 familias. Una cifra muy alta.

Sí, una cifra que aumentó, pues antes decían que eran unas 45… 

Lo que pasa es que tenemos registros oficiales y un subregistro. Al cruzar ambos, tengo en cuenta la información no oficial.

¿Cuántos grupos culturales están amenazados en la ciudad y en qué localidades? 

Las amenazas masivas a los teatreros estuvieron localizadas en Ciudad Bolívar, Kennedy, Usme y Engativá. Son alrededor de unos 25 grupos amenazados. Y ahora ha pasado algo muy complicado y es que algunos de ellos tuvieron que cambiarse de barrio, bajar el perfil y cerrar algunos de sus programas.

¿Cuál es la fuente de esas amenazas? 

Los panfletos decían que las bacrim.

Al fin, ¿hay o no bacrim en la ciudad? 

Podríamos tener dos fuentes de respuesta, porque hay una postura oficial en la Alcaldía que dice que no, pero lo que yo tengo que decir es que las víctimas permanentemente van y denuncian que sí hay bacrim. Entonces, tengo que ser leal a la voz de la víctima.

Otro tema que históricamente ha preocupado mucho es el reclutamiento forzado. ¿Sigue existiendo? 

Es difícil decirlo porque la población se impone una autocensura para hablar, entonces cuando uno va a preguntar la gente tiene mucho miedo. La gente va a la oficina y dice que ha oído que hay reclutamiento, pero no hay datos exactos. Tienen miedo.

Usted también juega un papel muy importante como líder de Colombianos por la Paz. ¿Cómo lograr que los secuestrados regresen? 

El problema aquí es empeñarse en la guerra. Condenamos absolutamente el asesinato de los secuestrados, es algo que no puede volver a pasar. Si fuera por la voluntad de Colombianos por la Paz hace rato todos estarían libres. El problema es que este es un juego a varias bandas; no podemos hacer nada que el Gobierno no autorice. Y tenemos que ser muy sinceros en esto: cada momento en que ha habido liberaciones ha sido una larga negociación con el Gobierno. Hay que preguntarle al presidente Santos en dónde está la llave de la paz que dice tener. Parece perdida.

Pero, ¿no cree que han debido tomar una posición más firme en contra de las Farc? 

Desde la primera carta fuimos contundentes en el tema del secuestro. No estamos de acuerdo con esta práctica, la condenamos y queremos buscar caminos de paz.

¿Qué opina de lo dicho por Piedad Córdoba en el sentido de que no estaba segura de quién había matado a los cuatro secuestrados?

Creo que es una pregunta que se hacen los mismos familiares. Si nosotros habíamos dicho que no hubiera rescates, porque cada rescate arriesga la vida de los secuestrados, cabe preguntar quiénes fueron los que tomaron las decisiones de una operación de rescate.

¿No cree que tantas salidas en falso han afectado al movimiento?

Lo que pasa es que en un país tan polarizado si hay silencio es condenable y si hay una opinión, también. En esto de la paz es como caminar encima de huevos, y ahí ella tomó el riesgo de hacer esas declaraciones.

¿Qué cree que ha hecho el presidente Santos por la paz?

Hay una brecha entre lo que ha dicho y lo que ha hecho. Digamos que ha dicho cosas esperanzadoras que nos llenaron de alegría. Los hechos han sido otros.