Por: Rodrigo H. Acosta B.
En Colombia se está escribiendo, ante nuestros ojos, un libreto ya ensayado en otros países de América Latina: el del golpe blando. Se trata de una estrategia progresiva, no militar, que socava gobiernos legítimos a través de la manipulación mediática, la judicialización selectiva y la guerra de percepción pública. Y, como era de esperarse, los líderes del cambio social son los primeros en ser puestos en la mira. Hoy, el turno es para David Racero, congresista del Pacto Histórico y ex presidente de la Cámara de Representantes.
Las recientes filtraciones de audios que intentan vincular a Racero con prácticas de clientelismo y condiciones laborales precarias en un emprendimiento familiar —ya inexistente— no pueden verse como hechos aislados. Surgen en un momento en que las reformas sociales del presidente Gustavo Petro buscan abrirse paso entre la oposición de los partidos tradicionales, el empresariado rentista y los medios de comunicación concentrados.
Los ataques contra Racero se dan al mismo tiempo que otros congresistas progresistas han sido ilegalmente sancionados o destituidos, en fallos que han sido cuestionados por su falta de fundamento jurídico. Todo apunta a una campaña sistemática para desestabilizar el proyecto del Gobierno del Cambio, por la vía de la judicialización selectiva y el linchamiento mediático.
El papel de los medios y las élites tradicionales
Nadie debería sorprenderse de que los medios masivos de comunicación estén actuando como actores políticos en este escenario. La mayoría de estos grandes conglomerados —aliados con sectores del Centro Democrático, Cambio Radical y otros partidos de derecha— no han ocultado su animadversión hacia el presidente Petro ni hacia los líderes progresistas. Su rol no ha sido informar con rigurosidad, sino sembrar sospechas, fabricar escándalos y alimentar la desconfianza ciudadana hacia el Congreso del Cambio.
¿Y qué se oculta detrás de esta cortina de humo? Los avances. Las reformas. La agenda que David Racero, con firmeza y conocimiento, ha defendido desde el Capitolio.
Trayectoria y logros legislativos
David Racero, filósofo con Maestría en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, ha sido una figura clave en la promoción de reformas estructurales en el país. Durante su presidencia en la Cámara de Representantes (julio de 2022 – julio de 2023), lideró iniciativas enfocadas en la transparencia, la participación ciudadana y la modernización del Congreso.)
Entre sus principales logros legislativos se destacan:
- La implementación de la “matrícula cero” para estudiantes de instituciones públicas de educación superior, garantizando el acceso universal sin importar el estrato socioeconómico.
- La Ley de Alerta Rosa, orientada a prevenir y atender con rapidez la desaparición de mujeres, niñas, niños y adolescentes.
- El impulso a la participación de mujeres en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), promoviendo la equidad de género en sectores estratégicos.
- El fortalecimiento de la cadena productiva del fique, contribuyendo a la reactivación de economías rurales y sostenibles en zonas históricamente olvidadas.
A esto se suma una política de austeridad institucional que Racero implementó desde la presidencia de la Cámara: eliminó la asignación de vehículos a altos funcionarios como medida ejemplar para reducir el gasto innecesario y recuperar la confianza ciudadana en el Legislativo.
¿Por qué atacan a David Racero?
Porque representa todo lo que los poderes tradicionales temen: un líder joven, preparado, ético y firme en sus convicciones. Porque se ha negado a pactar con la vieja política. Porque no está en el Congreso para enriquecerse, sino para transformar el país. Y, sobre todo, porque es una figura central en el avance legislativo del Gobierno del Cambio.
Las acusaciones mediáticas en su contra no tienen fundamento judicial ni se han presentado bajo canales formales. Es decir, no se trata de justicia, sino de espectáculo. No hay sentencia, no hay juicio, no hay pruebas contundentes. Solo una filtración y una maquinaria mediática que convierte el rumor en titular. Y es que el fruver de la familia de David Racero fue cerrado y liquidado hace tres años. y las grabaciones fueron realizadas hace más de cuatro años. Claro que se tratan de malas intenciones.
Mientras tanto, sus iniciativas legislativas, su coherencia pública y su vocación de servicio pretenden ser opacadas por el ruido. Lo mismo ha pasado con otros líderes del progresismo: se les sanciona, persigue o estigmatiza, no por lo que han hecho mal, sino por lo que representan, a la gente de a pie, a los sectores sociales y al cambio que clama Colombia.
Defender el cambio, rodear a sus líderes
Colombia está en una encrucijada histórica. O permite que los enemigos del cambio impongan su narrativa con micrófono abierto, o se levanta a defender el mandato popular que eligió un modelo distinto de país.
Rodear a David Racero en este momento no es un acto de lealtad política, es un acto de defensa democrática. Defenderlo es defender la verdad, la justicia y el proyecto de país que busca una Colombia más digna, más justa y más incluyente.
No permitamos que la mentira se imponga al hecho. No permitamos que el linchamiento mediático reemplace el debate público. No permitamos que el golpe blando se nos cuele por los titulares.
David Racero no está solo. Está del lado de la historia correcta.