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Engativá: 488 Años de Historia, Resistencia y Transformación

May 22, 2025

El 22 de mayo de 2025, Engativá conmemora 488 años desde su fundación en 1537 por el encomendero Diego Romero de Aguilar. Pero en realidad Engativá cumple más de 3025 años. Engativá simboliza la persistencia de una comunidad que ha sabido adaptarse y resistir a lo largo de siglos. Desde sus raíces muiscas hasta su consolidación como una de las localidades más dinámicas de Bogotá, Engativá representa un microcosmos de la historia colombiana, donde convergen la tradición indígena, la colonización, la urbanización y las luchas sociales contemporáneas.

Capítulo I: Orígenes Muiscas: Tierra del Sol

Mucho antes de que el nombre Engativá se inscribiera en documentos coloniales, esta tierra fértil y generosa era conocida por los pueblos originarios como Engue-tiva, una expresión del muyskkubun que puede traducirse como “el señor de lo ameno”, o, según otras versiones, “puerta del sol”. La zona estaba habitada por los muiscas, uno de los pueblos más avanzados del altiplano cundiboyacense, herederos de la tradición chibcha. Estos pobladores establecieron aquí un asentamiento próspero, basado en una economía agrícola altamente desarrollada y en profundas prácticas espirituales relacionadas con la naturaleza.

Engativá ocupaba una posición estratégica dentro del territorio del zipazgo, dominado por el Zipa de Bacatá, máxima autoridad política y espiritual de la confederación muisca en el altiplano sur. Este territorio, atravesado por el río Bogotá y rodeado de humedales, era considerado sagrado y vital para la supervivencia del pueblo muisca. Cultivaban maíz, papa, quinua, yuca y algodón, y eran reconocidos por su sistema de trueque, su orfebrería en oro y tumbaga, y sus calendarios lunares agrícolas y ceremoniales.

El territorio que hoy corresponde a Engativá comenzó a ser habitado mucho antes de la llegada de los españoles, por los muiscas, un pueblo indígena perteneciente a la gran familia chibcha. Los primeros asentamientos humanos en la sabana de Bogotá, incluido el actual territorio de Engativá, se remontan al período preclásico tardío (aproximadamente hacia el año 1000 a. C.), aunque fue hacia el 600 d. C. cuando se consolidó una cultura agrícola organizada: la cultura muisca, una de las más avanzadas de América del Sur antes de la colonización.  “La habitación del territorio de Engativá tiene hoy más de 3025 años. Por eso, nuestra memoria y celebración no deberían celebrarse en 1537 —año que marca el inicio de la colonización y del genocidio cultural del pueblo muisca— sino en el profundo legado ancestral que nos une a este territorio desde tiempos milenarios de 3025 años.”

Entre 1000 a. C. y 600 d. C.: Se desarrollaron formas de vida agrícolas, con uso de terrazas, manejo del agua y domesticación de cultivos como la papa, el maíz y la quinua. También trabajaban el oro y la cerámica.

Siglo VIII d. C.: Los muiscas se organizaron en confederaciones con centros políticos, religiosos y económicos. El territorio de Engativá hacía parte del dominio del zipa, el gobernante del altiplano sur, con sede en Bacatá (actual Bogotá).

Siglo XV: El caserío indígena conocido como “Engue-tivá” o “Ingativá” ya estaba consolidado como parte de un sistema de pueblos que intercambiaban productos con otras regiones de la confederación muisca.

1537: Con la llegada del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada, Engativá fue uno de los lugares de resistencia.

Con la llegada de los conquistadores españoles liderados por Gonzalo Jiménez de Quesada en 1537, la ocupación fue violenta: los muiscas no se sometieron sin resistencia. El Zipa Tisquesusa, jefe del zipazgo en el momento de la invasión, organizó la defensa de Bacatá y sus alrededores, incluyendo Engativá. A pesar de no ser un guerrero en el sentido occidental, Tisquesusa entendió la magnitud de la amenaza extranjera y resistió con las herramientas a su alcance: su autoridad, la movilización del pueblo y el conocimiento del terreno.

La lucha indígena por el territorio se expresó en diversas formas: desde el rechazo abierto y armado a los invasores hasta formas más sutiles de resistencia cultural y espiritual. Las crónicas españolas narran cómo Tisquesusa murió en combate en Facatativá, herido por soldados españoles, pero su muerte no significó la rendición de su pueblo. La resistencia fue continuada por su hermano Sagipa (también conocido como Saquesazipa), quien asumió el liderazgo del zipazgo y resistió durante un año más. Sin embargo, en 1539 fue capturado, torturado y asesinado por los españoles, quienes lo acusaban de ocultar los tesoros del zipazgo.

La lucha de los muiscas por su territorio también enfrentó a los encomenderos, entre ellos Diego Romero de Aguilar, quien se apropió del territorio de Engativá y de los indígenas sobrevivientes, adjudicados como “encomendados”. La encomienda fue un sistema de explotación que encubría el trabajo forzado y la evangelización obligatoria de los indígenas bajo la promesa de protección espiritual. Lejos de ello, significó un proceso de despojo, desplazamiento, esclavización y aculturación.

Pese a ello, muchas comunidades muiscas conservaron elementos de su cosmovisión, sus rituales y su lengua. Durante la Colonia y aún en la República, estas formas de resistencia continuaron, en ocasiones invisibilizadas por la historia oficial. Hoy día, descendientes muiscas como el Cabildo Indígena Muisca de Suba y de Bosa reclaman la memoria, el territorio ancestral y el reconocimiento de sus derechos, incluyendo aquellos territorios como Engativá, que fueron epicentro de su vida y espiritualidad.

Así, la historia de Engativá no comienza en 1537 con su fundación colonial, sino muchos siglos antes, en la resistencia y persistencia del pueblo muisca que soñó, cultivó y defendió estas tierras como parte de su universo sagrado.

Capítulo II: Fundación Española y Época Colonial

 

El 22 de mayo de 1537, Diego Romero de Aguilar estableció un asentamiento en la zona, asignándose los indígenas locales tras su derrota. Este acto fundacional dio inicio a un proceso de colonización que transformaría radicalmente la estructura social y cultural de la región.

Durante la Colonia, Engativá fue erigida como parroquia en 1683, y a partir de 1737 se convirtió en un lugar de peregrinación al santuario de Nuestra Señora de los Dolores. Sin embargo, la imposición del sistema de encomiendas y la evangelización forzada tuvieron un impacto devastador en las comunidades indígenas, que vieron erosionadas sus tradiciones y formas de vida.

Capítulo III: Siglos XIX y XX: De Municipio Rural a Localidad Urbana

Hasta mediados del siglo XX, Engativá conservó su carácter rural, con una economía basada en la agricultura y la ganadería. En 1954, mediante el Decreto Legislativo n.º 3640, Engativá fue anexada al naciente Distrito Especial de Bogotá. Esta integración marcó el inicio de un proceso de urbanización acelerado, impulsado por la expansión de la ciudad y la llegada de migrantes de otras regiones del país.

Durante las décadas siguientes, Engativá experimentó un crecimiento poblacional significativo y una transformación en su infraestructura. En 1969 se implementaron servicios básicos como el acueducto y la salud, y en los años 2000 se mejoró la malla vial y se inauguraron estaciones del sistema TransMilenio, como el Portal 80. Estos desarrollos consolidaron a Engativá como una localidad urbana con una identidad propia.

Capítulo IV: Luchas Sociales y Participación Ciudadana

La historia reciente de Engativá está marcada por la organización comunitaria y la participación ciudadana. Las Juntas de Acción Comunal han desempeñado un papel crucial en la mejora de las condiciones de vida de los habitantes, gestionando proyectos de infraestructura, educación y cultura.

En el ámbito ambiental, la comunidad ha liderado esfuerzos para la recuperación y protección de los humedales urbanos, como Juan Amarillo, Jaboque y Santa María del Lago. Estos ecosistemas, que albergan una gran biodiversidad, han sido objeto de campañas de concientización y acciones de restauración impulsadas por organizaciones locales y ambientalistas.

Capítulo V: Derecho a la Comunicación: La Mesa de Comunicación Comunitaria y Alternativa

En 2007, Engativá fue pionera en Bogotá al conformar la Mesa de Comunicación Comunitaria y Alternativa, un espacio de articulación entre medios locales, colectivos ciudadanos y la administración distrital. Esta instancia ha sido clave en la defensa del derecho a la comunicación, la democratización de la información y el fortalecimiento de medios alternativos.

La Mesa ha logrado mantener un archivo detallado de actas, fichas técnicas y documentos que registran su desarrollo y la definición de los medios activos locales. En 2013, el Fondo de Desarrollo Local de Engativá realizó el contrato N. 177 de 2013 para fortalecer a los medios de comunicación comunitarios alternativos de la localidad, en coordinación con la Mesa Local. Además, en 2015, la Mesa, en ejercicio de sus funciones, estableció con la presencia de funcionarios del área de planeación local las necesidades de capacitación y aprobó nuevos medios para completar un total de 20 medios activos que informan sobre la localidad.

Este proceso ha permitido que los medios comunitarios participen activamente en la construcción de políticas públicas y en la promoción de una comunicación más inclusiva y representativa de las realidades locales.

Lamentablemente en la misma fecha que Engativá cumple 488 años, un 20 de mayo de 2025, la Junta Administradora Local de Engativá y por iniciativa del alcalde Local, aprueba el acuerdo 02 de 2025 que excluye a 15 medios del espacio de participación que pretende tomar el mismo nombre de la Mesa creada en el 2007

Capítulo VI: Situación Demográfica, Pobreza y Desempleo

Engativá es una de las localidades más pobladas de Bogotá, con una población estimada de aproximadamente 887,886 habitantes y una extensión de 36.06 km² . La localidad cuenta con una infraestructura significativa, incluyendo más de 332 barrios, y se caracteriza por una diversidad socioeconómica que refleja tanto sectores de clase media como zonas con necesidades básicas insatisfechas.

A pesar de los avances en infraestructura y servicios, Engativá enfrenta desafíos relacionados con la pobreza y el desempleo. La rápida urbanización ha generado tensiones en la prestación de servicios públicos y en la oferta de empleo formal, lo que ha llevado a una economía informal significativa en algunos sectores.

Capítulo VII: Medio Ambiente y Humedales Urbanos

Engativá alberga importantes ecosistemas urbanos, como los humedales Juan Amarillo, Jaboque y Santa María del Lago, que son vitales para la biodiversidad y el equilibrio ecológico de la ciudad . Estos humedales son refugio de diversas especies de flora y fauna y actúan como reguladores hídricos naturales.  La comunidad local ha desempeñado un papel activo en la protección y recuperación de estos espacios, promoviendo actividades de educación ambiental y participación ciudadana. Sin embargo, la presión urbanística y la contaminación siguen siendo amenazas constantes para estos ecosistemas.

Capítulo VIII: Cultura, Patrimonio y Espacios Emblemáticos

Engativá es rica en patrimonio cultural y espacios emblemáticos que reflejan su historia y diversidad. Entre ellos se destaca el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) ubicado en el barrio Minuto de Dios, fundado en 1966, que alberga una colección significativa de arte colombiano .

Otros espacios culturales incluyen el Parque La Florida, un importante pulmón verde de la ciudad, y el Jardín Botánico José Celestino Mutis, dedicado a la investigación y conservación de la flora. Estos lugares no solo ofrecen recreación y esparcimiento, sino que también son centros de educación y conciencia ambiental.

Capítulo IX: Desarrollo Urbano y Transformaciones Recientes

En las últimas décadas, Engativá ha experimentado un proceso acelerado de urbanización y desarrollo. Proyectos de vivienda como la Ciudadela Colsubsidio, iniciada en 1982, transformaron áreas rurales en zonas residenciales densamente pobladas .

La mejora de la infraestructura vial, con la construcción y adecuación de avenidas principales como la Calle 80, la Avenida Boyacá y la Avenida Ciudad de Cali, ha facilitado la movilidad y el acceso a la localidad. Además, la implementación del sistema TransMilenio, con el Portal 80 como estación de cabecera, ha integrado a Engativá al sistema de transporte masivo de Bogotá

No obstante, este crecimiento también ha traído desafíos, como la congestión vehicular, la presión sobre los servicios públicos y la necesidad de planificación urbana sostenible.

Capítulo X: Perspectivas Futuras y Retos Pendientes

Engativá enfrenta el reto de consolidar un desarrollo urbano que sea inclusivo, sostenible y respetuoso con su patrimonio histórico y ambiental. La planificación participativa, la inversión en infraestructura social y la protección de los ecosistemas urbanos son fundamentales para garantizar una mejor calidad de vida para sus habitantes.

La localidad tiene el potencial de convertirse en un modelo de desarrollo urbano que equilibre crecimiento económico, inclusión social y sostenibilidad ambiental, honrando su rica historia y diversidad cultural.

La historia de Engativá es un testimonio de resistencia, adaptación y transformación. Desde sus raíces muiscas hasta su integración en la metrópoli bogotana, la localidad ha sido escenario de procesos históricos significativos que han moldeado su identidad. Hoy, Engativá continúa construyendo su futuro, enfrentando desafíos y aprovechando oportunidades para consolidarse como una comunidad vibrante y resiliente.

(Huertas urbanas en Engativá)

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