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El primer debate presidencial Por Teleantioquia según Carolina Sanín

Abr 6, 2018

Desde su perfil de Facebook, la escritora sólo salvó a Gustavo Petro en el primer encuentro entre candidatos que emitió Teleantioquia

Lo siguiente no es análisis político, pues ya me siento demasiado boba haciendo análisis de promesas, cuando sabemos que todo lo mandan las mafias, la estupidez y el mercado; es análisis de lo visible y audible, de lo constatable, y hecha esa previsión, y con la ligera alegría de poder juzgar a un grupito de hombres después de haberme criado viendo que se juzgaba a unas mujeres para elegir dizque reina de Colombia, y, por tanto, no viendo por qué no se pueda elegir rey con unos criterios semejantes —con el criterio de lo manifiesto, de la presencia, de la representación efectivamente representada—, aquí va mi comentario resumido y general sobre el primer debate de los candidatos a la presidencia anoche en Teleantioquia

 

 

De Germán Vargas, Miss Apoplejía, lo que causa estupor es la hibris (una palabra en griego, búsquenla en Google): si es tan evidente que no está en condiciones para ser cuatro años presidente, pues no tiene resuello más que para hablar en versos de cuatro a cinco sílabas, parece un desafío demasiado soberbio el que insista en su candidatura.

 

Iván, Miss Uribe, estaba aplicando una lección mal sentida, mal asimilada y mal repetida, y recitaba las respuestas del papá pero con algo que él cree que es el frescor de la juventud. Le faltó decir (una vez más, pues ya lo ha dicho cien) que escucha rock. Miraba al lente como una modelo, enchiquitecía el ojo, y parecía un muñeco o muñeca inflable o no inflable, automático o mecánico, y uno solo aspira a que no le salga luego a Papá Varo con un MeToo

 

Luego viene Sergio, que ha adoptado un sacudido de cabeza raro, como de gallo o de gallina, y que manoteaba sin cesar, como en concurso con la mujer que los traducía a lenguaje de señas, y parecía a punto de echarse a volar y a la vez a punto de echarse a llorar, con la frente permanentemente fruncida y ay, no, qué preocupación. Volvió a referirse a los pobres como “humildes”, pues los pobres no pueden ser orgullosos (faltaría más, en ese caso que voten por Petro), y concluyó diciendo que “Colombia es rica, Colombia es linda”, que me imagino que es lo único que uno puede decir si insiste en que se debe ser de centro y no antagonizar con nadie, y es que, si bien Fajardo fue profesor, lo fue de la Universidad de los Andes, que es especialista en eslóganes como “Quiero estudiar” y como “Ser Pilo paga”, con los que se trata al pobre (perdón: al humilde) con condescendencia e irrespeto, como un tarado que puede llegar a ser útil (empleado o votante). Eso no impidió, sin embargo, que Sergio le robara ideas a Petro

 

Por su parte, Gus era el más elegante, y no sé si lo siga asesorando Gloria Saldarriaga, pero qué acierto tan verraco o berraco (según la ortografía que para el término prefiere Vallejo o la que prefiere García Márquez: a mí me da igual): mientras todos los demás estaban vestidos como el padre de familia cornudo en el club social o la reunión del colegio, se presenta este hombre con ese nudo de la corbata gordo, esa corbata preciosa, ese cuello de camisa perfecto. Mamando todos porque el negro, el indiazo, es el único de ustedes que se vería bien en una alocución presidencial. Donde todos los otros parecían los gerentes de una empresita pachuca, cagados de miedo de que los despida la Junta, este sí parecía un estadista y un presidente de un país al menos existente. Una sola cosa, Gus: a pesar de tu precisa y pausada elocuencia, y de tu divinal acento de las partes menos innobles de Colombia, tienes un problema, las preposiciones: omites sistemáticamente en tus tweets la preposición “de”, y ayer en el debate dijiste “dependencia hacia”. Es “dependencia de”. Yo sé que tú no eres “de” nadie, y que tienes tus planes con la propiedad y por tanto tus problemas con los genitivos (nuevamente ver Google), pero deja esa fobia con el “de”, pues es necesario con los verbos que lo requieren.

 

Por cierto, Iván Duque: no es “Le quiero decir a los colombianos”, sino “les” quiero decir. Se supondría que alguien tan inteligente como tú (con ¿cuantos son? ¿Cuatro doctorados en Doctrina Uribista?) se hubiera dado cuenta de que si el objeto es plural, entonces el pronombre que lo representa es también plural. Te veo ahí mal con el pluralismo. Creo que el que no vea lo siguiente es porque no quiere verlo y porque se desprecia a sí mismo y se tiene poca fe: Petro era el único que respondía con respuestas que había pensado, el único que tenía ideas, el único que las sabía decir, el único que sabe de qué está hablando, el único que se ha leído la Constitución, el único que respeta lo suficientemente a los votantes como para compartir conceptos complejos con ellos, y el único, también, que no parecía sufrir de algún grado de retardo mental. Si no votan por él es porque los representan aquellos otros. Allá ustedes. A mí solo me representa el mejor y el más fino, si acaso.

 

Por último, no puedo dejar de referirme al broche final: después de ese debate, que de debate no tuvo nada, sino más bien de programa de concurso, Rodrigo Pardo (que parecía que se fuera a quedar dormido durante todo el programa) felicitó a los concursantes por su buen comportamiento. No entendí bien. ¿Qué esperaba? ¿Que se pegaran? Faltó que los nominara para la copa del Bello Carácter que otorga el Gimnasio Moderno. Vargas Lleras también, de modo totalmente extemporáneo, dijo que se había sentido muy bien y que todo muy respetuoso (nada menos que él, el del coscorrón, expresando beneplácito por la apacibilidad). Así pues, aprobados por la moral de la gente divinamente, quedaron todos los niños contentos para la merienda, pues firmamos la paz, de modo que no se debe pelear: eso en otros países se puede (ver los debates de Hillary Clinton, por ejemplo), pero aquí es de salvajes, y, como son muy feos para el bello carácter el enfrentamiento y la confrontación, seguiremos en estos episodios de reinado de belleza, y esperamos que el próximo desfile sea el de traje de fantasía (en traje de baño no: ya por encima del percal se les ve la deformidad, gracias), aunque lástima que no se transmitirá por Teleantioquia y nos privarán de esas propagandas sobre el “ser” y la “nada” que nos regalaron ayer las instituciones paisas y que dejaron muy claro que algo raro pasa con la psique antioqueña y que a ese desvarío sí debe tenérsele miedo.

 

Fuente:  https://www.las2orillas.co/el-primer-debate-presidencial-segun-carolina-sanin/#