Con el dolor en el corazón y la tristeza marcada en su rostro, Daira Quiñonez tuvo que abandonar hace más de 15 años el municipio de Tumaco, Nariño, por culpa de la múltiples amenazas que recibió de grupos ilegales alzados en armas. Las razones de las intimidaciones radicaban en la labor social que ella adelantaba en esta zona ubicada al sur del país, sobre el Océano Pacífico.
Esta mujer que en la piel lleva marcado el paso del tiempo, debió abandonar sola su terruño, dejando a sus tres hijos. Salió con pocas pertenencias y un boleto de avión rumbo a Bogotá. Ya en la capital del país, Daira sintió en carne propia la soledad e incertidumbre que viven todos aquellos que se ven obligados a abandonar sus tierras por culpa de la violencia.
“A mí me pregunta mucha gente, pero, ¿quién la amenaza? Yo en esta entrevista no quiero tocar a nadie. Todo el mundo sabe en este país que aquí hay unos intereses por el derecho a la tierra. Eso es clarísimo, ese fue el interés que yo toqué y por eso llegué aquí en condición de desplazamiento forzado”, manifestó.
Las lomas de Kennedy se convirtieron en su hogar y desde un primer momento tuvo que hacer uso de su espíritu social y de la música que lleva en las venas para subsistir. Empezó a visitar centro comunitarios donde adelantó procesos para ayudar a personas que como ella no contaban con ayuda alguna. Allí, en el sur de la capital, se reencontró con sus hijos.
Pasados los años, Daira ya era conocida en muchos barrios del sur de la capital por su trabajo social, destacándose por su labor como maestra para niños, jóvenes y ancianos. Por los avatares de su trabajo terminó viviendo en el barrio Lourdes, de la localidad de Santa Fe.
Allí en el centro de la ciudad reside aún, aunque sus esfuerzos ahora se enfocan en lograr que los conocimientos ancestrales de su pueblo y de los ancianos en Colombia sea tenido en cuenta en las aulas de clases. La idea es generar educación y paz con los saberes adquiridos por quienes han hecho de la vida su escuela.
“Yo trabajo por la dignidad del ser humano, sea hombre o sea mujer, ese es el foco que tengo de la defensa de los derechos. Y yo trabajo no sólo por la gente, por hombre o mujer o los jóvenes: trabajo por la vida”, expresa esta mujer de 61 años.
Esa labor sin descanso fue resaltado por el alcalde de esta localidad, Gustavo Niño, quien ponderó que se viene realizando políticas para mejorar las condiciones de vida de los habitantes en condiciones de vulnerabilidad en esta zona.
“El movimiento de la mujer se ha consolidado en la localidad de Santa Fe, porque es aquí donde se arrancaron muchas organizaciones y sobre todo es aquí donde se ha impulsado su participación. Estamos fortaleciendo grupos y proyectos, pero sobre todo dándoles reconocimiento a la labor que hacen estas organizaciones de las mujeres”.
Hoy en día, Daira sigue guardando en sus recuerdos la amarga experiencia que impidió que pudiera seguir ayudando a su gente en Tumaco, pero esta vez utiliza esos recuerdos como un aliciente para seguir trabajando, y así lograr que menos personas vivan la experiencia del desplazamiento que a ella le tocó vivir.
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Equipo de la AGENCIA DE NOTICIAS RPTV, Alcaldía Local de Santa Fe:
Periodista: Valeria Gómez
Cámara y edición: Federico Buelvas – Javier Hernández
Concepto informativo: Carlos Andrés Pérez Domínguez